Capítulo ciento veintitrés:
Niki mete las
llaves en la cerradura de casa. Roberto y Simona oyen ese sonido familiar.
Están preocupados por si Niki no a
superado su ruptura con Alessandro y a la vez contentos para que ella les
contara todas las historias, los lugares, las anécdotas, las aventuras de su
joven hija que acaba de llegar a la mayoría de edad. Guapa, morena, un poco más
delgada… pero sobre todo increíblemente crecida.
Cuando Niki definitivamente abre la puerta, deja sus maletas
y se va corriendo al sofá. Ya que allí están sus padres. Llega muy contenta y a
la vez cansada del viaje, pero igualmente abraza fuertemente a sus padres y
empieza a hablar muy deprisa:
– ¿Sabéis lo que hizo Olly? Bebió como una loca
en una fiesta que había en la playa, duró hasta por la mañana. No se acordaba
de nada. Ni siquiera de quiénes éramos nosotras.
Roberto y Simona escuchan casi aterrorizados esas palabras,
haciendo como si nada.
– Y Erica tuvo una
historia con un italiano. Dice que le gustaría ir a Cerdaña el sábado y el
domingo. En cambio Diletta no sé cuántas veces pidió a sus padres que le
recargaran el móvil para llamar a Filippo. Y cuando no tenía cobertura o se
había quedado sin saldo, hacía unas colas interminables para llamar desde un
fijo. ¡Nos daba la paliza cada día contándonos todo lo que se habían dicho!
Roberto la mira.
– ¿Y tú?
– ¿Yo? Bueno yo me he divertido, lo he pasado bien, muy
bien. Mirar lo que os he comprado. Un pareo para mamá, y para ti, papá, esta
bolsa azul. ¡Son unas sandalias de cuero!
Simona lo coge.
– Es precioso,
gracias.
Niki se dirigió hacia la entrada para coger las maletas y
subirlas a la habitación.
Simona le dijo en un tono de voz muy bajo:
-¿Qué hacemos con la carta de Alessandro?
-No se la daremos, no sabemos que ha escrito y no quiero que
lo pase nada mal. La guardaré en mi mesita de noche.
Pasaron los días, luego las semanas, hasta que pasaron 3
meses y Niki estaba limpiando la habitación de sus padres cuando de repente
abrió el cajón de la mesita y encontró la carta. Se sentó en la cama suavemente
mientras empezaba a leer. Se le abrió lentamente una cascada del ojo, y fue corriendo
a pedir una explicación.
-Mama, ¿Se puede saber por qué me escondisteis esto?
-No sabíamos si lo que estuviera escrito te haría daño. Lo
siento mucho.
Nicki cogió las llaves de su coche nuevo y salió corriendo hacía
la casa de Alessandro.
Cuando llegó picó al timbre y al abrir la puerta Alessandro y Niki se miraron a los ojos y se
besaron con tanto amor que lo explicó todo lo ocurrido. Niki entró en casa y le explicó lo que había
pasado detalladamente. Alessandro lo entendió todo y decidieron irse a vivir a Cadaqués
cerca de su queridísimo faro. Se fueron a vivir
y se casaron en el mar a la luz de la Luna con todos los amigos y la
família.
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